El 11 de octubre de 2012 se cumplieron 50 AÑOS del inicio
del Concilio Vaticano II, una reunión UNIVERSAL de la Iglesia Católica
convocada por el Papa Juan XXIII (Angelo Roncalli) con el fin de buscar vías de
DIÁLOGO con el mundo moderno y respuestas a los acontecimientos de la época, en
particular la emergencia de los movimientos de liberación nacional y la lucha
por el SOCIALISMO. Al calor de las discusiones generadas antes, durante y
después del Concilio surgió la TEOLOGÍA de la LIBERACIÓN que un grupo numeroso
de sacerdotes católicos asumieron sirviendo de guía ideológica en la lucha de
los pueblos de América Latina que en varios casos culminó incluso en la lucha
armada (Camilo Torres en Bolivia o Gaspar García Laviana en Nicaragua) como
respuesta a la CERRAZÓN de gobiernos dictatoriales apoyados por Estados Unidos
en todo el subcontinente.
Sin más intención que la de llamar la atención en este
importante acontecimiento que marcó la vida social y política de América Latina
durante los siguientes años, esta columna deja constancia de ello a través de
un comentario que intenta rescatar del OLVIDO la lucha que durante décadas
dieron juntos, los CRISTIANOS comprometidos con la LUCHA POPULAR y
ANTIIMPERIALISTA y la IZQUIERDA socialista latinoamericana.
El inicio de los trabajos del Concilio Vaticano II estuvo
precedido por un conjunto de acciones previas de la Iglesia Católica que se
planteó un acercamiento con la dramática realidad del mundo de la época, aún NO
repuesto de los estragos de la Segunda Guerra Mundial y los de la propia Guerra
Fría que tenía lugar entre los mundos SOCIALISTA y CAPITALISTA expresados en la
confrontación entre la Unión Soviética y Estados Unidos. Un año antes del
inicio de los trabajos del Concilio, el Papa Juan XXIII había sorprendido al
mundo con su ENCÍCLICA “Mater et Magistra” (Madre y Maestra) dedicada “a los
TRABAJADORES del mundo”. Dos años después, en 1963, Juan XXIII volvió a
sorprender con una nueva encíclica “Pacem Terris” (Paz en la Tierra) que abogaba por la
solución PACÍFICA de los conflictos entre los países socialistas y capitalistas
comunes en el periodo de la Guerra Fría, abogando abiertamente por la IGUALDAD
entre las naciones.
Al influjo del Concilio Vaticano II, se llevaron a cabo profundas reflexiones
sobre la realidad latinoamericana en el marco de las CONFERENCIAS convocadas
por el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), en particular las de Medellín
(del 26 de agosto al 6 de septiembre de 1968) y la de Puebla (del 28 de enero
al 13 de febrero de 1979) Habrá que recordar que entre las décadas 1960-1970 y
1980-1990, América Latina fue escenario de LUCHAS intensas que marcaron la vida
social, política y económica como la Revolución Cubana, la lucha estudiantil de
1968, numerosos LEVANTAMIENTOS armados inspirados en la idea de construir el
SOCIALISMO en varios países, los procesos revolucionarios en Nicaragua,
Guatemala y El Salvador, el surgimiento de Ernesto Che Guevara y su influencia
en el pensamiento revolucionario latinoamericano, numerosas luchas OBRERAS, CAMPESINAS,
MAGISTERIALES, UNIVERSITARIAS , de COLONOS por un trozo de terreno urbano y
otras que sería largo enumerar. En casi todas estas luchas directa o
indirectamente, fue patente la presencia de sacerdotes que lucharon
intensamente junto a obreros, campesinos y otros contingentes sociales que
tenían en común la búsqueda de la JUSTICIA SOCIAL, la DEMOCRACIA y las
reivindicaciones ANTIIMPERIALISTAS.
Aquí mismo, en Nayarit, recordamos siempre con AFECTO la
lucha comprometida de sacerdotes como el Padre GABRIEL, el Padre PEPE
(recientemente víctima de persecución política en Santiago Ixcuintla) el Padre
TOÑO Cortez y otros que aunaron su acción religiosa con su VOCACIÓN al servicio
de las LUCHAS POPULARES. Para ellos va desde aquí un RECONOCIMIENTO y la convicción
de que en la búsqueda un MUNDO MEJOR seguiremos coincidiendo, tal como el
sacerdote brasileño Frei BETTO lo
plantea en su obra “Fidel y la Religión”.
Finalmente hago un reconocimiento también al maestro
Salvador Martínez Mercado, quien, fraternalmente me reclamó la OMISIÓN del tema
motivo de esta columna y que desde luego AGRADEZCO.