País intervenido por el GRAN CAPITAL internacional
Descomposición social y política
Que Juan Escutia NI era cadete del Colegio Militar, NI se arrojó en la bandera
A horas de celebrarse el 200 aniversario del inicio de la GESTA de INDEPENDENCIA, síntomas ominosos de una terrible DESCOMPOSICIÓN SOCIAL y POLÍTICA continúan asomando el rostro.
La INSEGURIDAD pública se ha convertido en un escandaloso escaparate de los efectos más violentos de varias décadas de aplicación a rajatabla de políticas NEOLIBERALES que EMPOBRECIERON a la población, a una de parte de la cual, colocaron en la vía de la DELINCUENCIA como medio para obtener recursos IMPOSIBLES de obtener por un camino HONRADO. Sólo recordemos que la venta de empresas estatales y paraestatales; la venta de los bancos a particulares MUY RAPACES, la RUINA del CAMPO y la DESINDUSTRIALIZACIÓN a que dieron lugar las recetas del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, hicieron quebrar de miles de pequeñas y medianas empresas y arrojaron al DESEMPLEO a centenares de miles de trabajadores cuyas familias quedaron DESAMPARADAS. Además, al interior de los gobiernos federales, estatales y municipales florecieron la IMPUNIDAD, la CORRUPCIÓN y el LATROCINIO más descarados: Por puños y después contamos, presidentes de la república, gobernadores, alcaldes y altos funcionarios se ENRIQUECIERON a través de la OBRA PÚBLICA, la PROVEEDURÍA y la EVASIÓN FISCAL La combinación de todos esos factores resultó EXPLOSIVA
Con esa realidad han topado los festejos, con un país en situación de DESASTRE, “masacrado” por políticas gubernamentales que favorecen a los grandes ricos y por una alta capacidad para SAQUEAR los bienes públicos, así, ciertamente No existen muchas razones para estar de FIESTA.
Para colmo, las comisiones de estudios de historia de México han comenzado a “descubrir” los MITOS que encubren la HISTORIA. Ahora resulta que JUAN ESCUTIA, de acuerdo a estos estudiosos, NI fue cadete del Heroico Colegio Militar, sino soldado del Batallón de San Blas, NI se arrojó envuelto a la bandera de México, o sea que al final de cuentas nuestro héroe resultó ser un NINI de aquella época tan desgraciada de la vida nacional, claro que eso NO le quita su VALOR como mexicano patriota, ni su sitio en la historia de México. Sólo lo reacomoda.
Pero decíamos que el gobierno de Calderón y los demás gobiernos estatales se disponen a FESTEJAR en un país que se encuentra intervenido hasta las cachas por el GRAN CAPITAL internacional y baste la muestra de los BANCOS, varios de los cuales, BANCOMER entre ellos, están en manos de capitalistas ESPAÑOLES. Rediez.
LA DESGRACIA nacional se alimenta de las desgracias particulares de millones de mexicanos que a diario reciben golpes de INJUSTICIA. A los trabajadores de Luz y Fuerza del Centro afiliados al Sindicato Mexicano de Electricistas los CORRIERON, les cerraron su fuente de trabajo y los convirtieron en especies de “enemigos públicos”. A los mineros los tundieron a palos. A los campesinos les quitaron la tierra con el Procede. A los jóvenes les CIERRAN las puertas de las universidades. Una larga lista de PENAS.
Para aderezar el platillo, la OLA de VIOLENCIA extrema en el marco de la guerra de Calderón continúa su MARCHA FÚNEBRE sin que las H. autoridades se detengan a reflexionar acerca de las consecuencias de un problema que tiene causas profundas y razones económicas poderosísimas.
¿Tenemos razones para festejar? Por supuesto que SÍ, pero también tenemos razones para estar ENOJADOS.
Los festejos del BICENTENARIO de la Independencia ocurren en un ambiente DESCOMPUESTO, colmado de MALOS augurios sobre un futuro INCIERTO que amenaza incluso la viabilidad de México como nación independiente. No son frases, son hechos. Celebramos la Independencia en medio de amenazas, SUTILES algunas y ABIERTAS otras, provenientes de los centros de poder en Estados Unidos y expresadas sólo hace algunos días por la señora Hillary CLINTON, aunque luego suavizadas por un Barack OBAMA más DIPLOMÁTICO.
En sus palabras, la señora Clinton deslizó por ahí la idea de que en México sucedía lo que en Colombia, sugiriendo que la “solución” a semejante problema sería, desde luego, la INTERVENCIÓN directa de militares, asesores y policías como sucedió en la nación sudamericana con el establecimiento de BASES MILITARES al mando de soldados estadounidenses, conclusión intervencionista del llamado PLAN COLOMBIA.
La pregunta es obligada: ¿Se REPITE la historia?