Este domingo primero de julio quedará marcado en la HISTORIA
de México, como la fecha en que los mexicanos decidimos AVANZAR por caminos
diferentes y NUEVOS, o REGRESAR al PASADO. No es simple, se trata de un asunto
de carácter ESTRATÉGICO para las actuales y futuras generaciones. Esperamos
desde luego que la jornada transcurra sin SOBRESALTOS y ser protagonistas de un
proceso con un final FELIZ, aunque muchos y graves INCIDENTES suscitados a lo
largo de las campañas electorales hacen válida la presunción de que podríamos
estar colocados frente a un enorme CONFLICTO que siendo originalmente
electoral, pudiera ser el CATALIZADOR (acelerador) del ESTALLIDO de
CONTRADICCIONES sociales, económicas, políticas y culturales de larga existencia
y profundas raíces. No sería la primera vez que una elección deviniera en el
DETONADOR de una EXPLOSIÓN de grandes proporciones, tan sólo habría que
recordar que la Revolución Mexicana inició, precisamente, al calor de una
elección presidencial.
Por supuesto que DESEAMOS inhibir la VIOLENCIA, que
esperamos una jornada LIMPIA y PACÍFICA, pero, a juzgar por algunos hechos,
pareciera que en fuerzas políticas y económicas muy PODEROSAS en este país, les
fascina la idea de generar un CLIMA de PROVOCACIÓN para evita a como dé lugar
el eventual TRIUNFO de una coalición de fuerzas de IZQUIERDA .
La elección transcurrirá en medio de NUBARRONES generados
por un Instituto Federal Electoral (IFE) muy CUESTIONADO y contando con la
evidente DESCONFIANZA de un sector enorme de población mexicana que RECELA de
las elecciones y NO cree en su LIMPIEZA y razones no le faltan. La historia del
FRAUDE ELECTORAL es la historia del PODER político en México. Alguna vez
Alejandro GASCÓN, sarcástico y agudo como era, en una de sus muchas
intervenciones en tribuna como diputado a la LIII Legislatura del Congreso de
la Unión (1985-1988) mostrando el grueso libro de las memorias del CACIQUE
potosino Gonzalo N. Santos, en las que este se BURLABA con tremendo CINISMO de
los procesos electorales, afirmó que en México, desde Hernán CORTÉS, NUNCA se
habían registrado elecciones LIMPIAS. El país tuvo la oportunidad de confirmar
el aserto de Alejandro poco tiempo después, en 1988, cuando en un ESCANDALOSO
operativo se fraguó el FRAUDE electoral contra Cuauhtémoc CÁRDENAS. Él mismo,
Alejandro, había sido víctima de otro operativo similar, años entes, en 1975,
cuando VENCIÓ al PRI en Nayarit y el gobierno federal, a través del Ejército,
delincuentes electorales y el aparato gubernamental IMPUSO a un militar,
Rogelio FLORES Curiel, que gobernó con MANO DURA durante el siguiente sexenio.
Por supuesto que los tiempos cambiaron, aunque NO tanto como hubiéramos
querido, según se observa en las más recientes DENUNCIAS realizadas CONTRA los
típicos mecanismos utilizados por el PRI a lo largo de su existencia: hemos
vuelto a saber de COMPRA de VOTOS, de PRESIÓN a empleados del gobierno, de
TARJETAS de SORIANA de a MIL pesos (las MODERNAS despensas, se ha dicho), de
BOLETAS electorales ROBADAS, de funcionarios electorales que despiertan
DESCONFIANZA por sus pésimos antecedentes. Por las REDES SOCIALES, elemento
novedoso en esta elección, han circulado denuncias, fotografías, videos y
textos en los que se da cuenta de operativos tipo CARRUSEL, de reparto de
DESPENSAS y de una cantidad de acciones que recuerdan los mejores tiempos de la
MARRULLERÍA electoral.
De más está decir que la CIUDADANÍA interesada en las
grandes TRANSFORMACIONES que México DEMANDA en esta hora nacional y mundial tan
delicada, deberá realizar un vigoroso ESFUERZO para DISUADIR a los SEÑORES del
FRAUDE. Nos espera una LARGA JORNADA, pero debemos disponernos a trabajar
fuerte para conducir el proceso por senderos de LIMPIEZA electoral y por llevar
a este país al CAMBIO evitando el DERRAMAMIENTO de SANGRE. Ello es POSIBLE si
logramos actuar responsablemente y con FIRMEZA.
Si a pesar del esfuerzo ciudadano, el Estado mexicano OMITE
su responsabilidad y permite que los mecanismos del FRAUDE operen a sus anchas,
lo que podemos esperar es el incremento del DESCONTENTO social a niveles que
podrían tornarse INCONTROLABLES, ateniéndonos a aquella frase popular de que
“el HORNO no está para BOLLOS”.
En las manos de los mexicanos que deseamos una
transformación PACÍFICA de México, pero también en las del GRAN CAPITAL, los
medios informativos, la Iglesia y el propio Estado mexicano, se encuentra la
posibilidad de una elección tranquila.